jueves, 22 de agosto de 2019








…Y allí
las cinco cántaras
de la nada
llenas
vírgenes aún
y ávidas por saciarse
esperaban con la calma de un maestro ZEN
a que ese límpido
hilo de agua
las penetrase
y quizás sea
-puede-
que solo habiendo quedado totalmente vacío
después de calmar la sed de alguien
es posible
-aunque sea de a poquitos-
y con total tranquilidad
llenarse.

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